lunes, 25 de enero de 2010

El fuerte abrazo de Jesús


¿Crees que algo podría interferir entre nosotros y el amor de Jesús?

No es posible. Ningún problema, ni tiempos difíciles, ningún odio, ni hambruna, ni quedar sin techo, ni lo amenazador, ni la traición, ni siquiera el que intenten matarnos.

Nada de esto nos preocupa, porque Jesús nos ama.

Estoy absolutamente convencido de que nada, ni muerto, ni vivo, angelical o demoniaco, ni el hoy ni el mañana, ni lo alto ni lo profundo, lo imaginable ni lo no imaginable, absolutamente nada podrá interferir entre nosotros y el amor de Dios por la manera en que Jesús, nuestro Maestro, nos ha abrazado.

Romanos 8, 37 y 38, The Message

El amor de Dios se muestra a nosotros a cada minuto, a cada segundo, de múltiples maneras, por todos lados. La mayoría de las veces lo ignoramos.

El andar por la vida, caminar por la calle, escuchar música, ir manejando, tomar café, jugar futbol, ver la tele, ir al cine, dormir, trabajar, vivir. La vida cotidiana nos lleva a rutinas y la mayoría de las veces dejamos de escuchar y de ver los detalles que nos recuerdan a cada momento el amor de Dios hacia nosotros, porque en cada día, en cada momento y detalle su voz nos dice que nos ama. En lo insignificante ahí está su sello y en lo grandioso se quedan sus huellas.

¿Cuántas veces hemos visto a Jesús pasar frente a nosotros o hemos chocado con un toque de su amor sin darnos cuenta?

Muchas veces es lo difícil, la nostalgia, el dolor presente y la decepción lo que nubla el paisaje, y el amor de Dios que se manifiesta en múltiples maneras, queda allá lejos, al menos para nuestra vista.

En muchas ocasiones nuestras decisiones nos separan de eso que nos muestra Su amor. Hay días en que decidimos no ver que Él nos ama, cuánto nos amó y cómo nos sigue amando hasta el fin.

De muchas cosas, distintas manifestaciones de Su amor podemos alejarnos, hay incontables veces que seguramente hemos pasado de largo por su voz y dejado pasar su caricia sin tocarnos.

Ante todo esto hay un hecho.

Jesús y su infinito amor.

Decisiones y distracciones podrán nublarnos de ver el amor de Dios en muchas maneras, pero nada, nunca, podrá separarnos de ese que se manifiesta día a día, en la persona de Jesús.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

qué dices?