Corramos la carrera

Santidad es Inteligencia. El que es Inteligente no falla en el blanco, el que es capaz de enfocar su vida al conocimiento de Dios, por lo tanto se está conociendo a sí mismo.

CS Lewis dijo en alguna ocasión que cuando Dios nos pide le rindamos nuestra voluntad es porque sólo quiere que nuestro corazón se disponga a Él; una vez cediendo, Él nos devuelve nuestra personalidad más clara y más cierta que lo que alguna vez pudiéramos haber conocido por nosotros mismos.

Dios quiere llenar esta tierra con réplicas de sí mismo manifestadas en cuerpos, mentes, talentos, sonrisas y manos distintas.

Cuando vivimos en santidad lo que estamos haciendo es no perder el tiempo, es saber que cada cosa que hacemos tiene una trascendencia en el propósito eterno que hay escrito en nosotros y que trabajamos día a día, decisión tras decisión, proceso tras proceso.

Que vivamos en santidad significa que estemos sintonizados con la melodía que Dios canta, eso hará que luego, nosotros mismos veamos qué nota y que tono no van con la sinfonía y entonces, dejamos atrás esas imprecisiones.

Dios nos ama justo como somos, pero nos ama tanto, que no nos dejará así como somos…

¿Ven lo que esto significa, todos estos pioneros que brillaron en este camino, todos estos veteranos que nos animan? Significa que más vale que le entremos ¡Comienza a correr y nunca renuncies! No con gordura espiritual, ni con pecados parásitarios.

Pongan sus ojos en Jesús, quien comenzó y terminó esta carrera en la que estamos, estudia cómo lo hizo porque Él nunca quitó la vista de a dónde iba, de esa emocionante carrera en la que uno termina con Dios.

Él pudo haber dejado todo de lado, la cruz, la vergüenza, lo que fuera, pero ahora Él está ahí, en el lugar de honor, junto al Padre.

Cuando se vean a sí mismos batallando con su fe, vuelvan a esa historia, paso por paso, vuelvan a esa larga letanía de hostilidad por la que Él pasó.

¡Eso les inyectará adrenalina en el alma!

Hebreos 12: 1-3 The Message